Panorama General del Sistema de Educación Superior en México en la primera década del siglo XXI

Panorama General del Sistema de Educación Superior en México en la primera década del siglo XXI*


La educación superior es un ámbito de estudio de interés reciente en la comunidad de investigadores nacionales en temas educativos. Hoy en día, en el contexto de una sociedad de tránsito de paradigmas, la educación superior está llamada a desempeñar un papel fundamental en la revelación y construcción de nuevas realidades que hagan posible el tránsito social hacia mejores estadios de bienestar colectivo e individual. Indagar y conocer sobre sus dinámicas, factores de cambio, principales temas, retos y desafíos en el alba de un nuevo siglo, es asignatura pendiente en este sentido y en estas letras se pretende mostrar un panorama general de las actuales formas de organización de la educación superior en México. La propuesta es producto de un proyecto de investigación sobre la conformación del sistema estatal de educación superior en Nayarit.

En el campo de la educación superior se identifican aquellos ciclos de formación terciarios generalmente dedicados a habilitar en el desempeño de una profesión, en la especialización técnica-científica de dichas profesiones o de disciplinas científicas, así como, habilitar en la realización de investigación para la generación de conocimiento. Según la clasificación internacional normalizada de la educación  comprende los niveles de técnico superior universitario y/o profesional asociado, licenciatura, especialidad, maestría y doctorado; niveles 5A, 5B y 6 de dicha clasificación (UNESCO, 1997).

En México la educación superior es ámbito social muy diverso. Existen universidades con tradición centenaria cuya fundación se remonta a la época de la colonia española en México, están los institutos tecnológicos creados a semejanza del Instituto Politécnico Nacional (IPN) producto del México post-revolucionario en el auge de la industrialización del país de la primera mitad del siglo XX, habitan en el conjunto las universidades públicas autónomas estatales, fundadas en muy diversos contextos regionales, además, existen instituciones especializadas en una o dos áreas del conocimiento, tanto públicas como particulares y de manera creciente continúan apareciendo instituciones pequeñas especializadas que han poblado el país con nueva oferta de programas educativos. En general, el conglomerado de instituciones es muy diverso y diferenciado. Su análisis y descripción, desde una mirada de la complejidad, debe partir de la identificación y estudio de cada una de sus dinámicas, historias, características y los mecanismos institucionales formales y no formales en que conviven. Las siguientes páginas pretenden indagar de manera breve en estas cuestiones para permitir una comprensión sintética del panorama de la educación superior en México al momento en que se identifican los tipos institucionales objeto principal de las políticas de calidad [1].

La tabla 1 muestra el sistema de educación superior organizado por 10 conjuntos de instituciones que denominaremos subsistemas, con la advertencia, de que dichos conjuntos no siempre presentan comportamientos organizados, integrados y sistemáticos, sino que más bien comparten ciertas características y su ordenamiento facilita la descripción del conjunto de instituciones en el país [2].

Tabla 1. Subsistemas de educación superior en México. 2011-2012
Subsistema
Matrícula
Instituciones
Universidades públicas estatales
1016641a
57a
Instituciones particulares
1002828b
1955b
Institutos tecnológicos públicos
440116c
261c
Instituciones públicas federales
439486d
9
Universidades tecnológicas
147984e
104e
Escuelas Normales [IFPEP]
97838e
261e
Otras IES
77103g*
143g*
Universidades politécnicas
43202e
51e
Universidades interculturales
9563e
10e
Centros públicos de investigación
8140f
26f
Totales
3,282,901
2,877
Elaboración propia. Fuentes: a (DGESU-SES-SEP, 2013). b (SEP, 2012). c (DGEST-SES-SEP, 2013). d (UAAAN, 2012); (UNAM, 2013); (UAM, 2011); (UPN, 2011); (Chapingo, 2012); (Calderón, 2012) y; (COLMEX, 2011). e (Calderón, 2012). f (Conacyt, 2011). y g (Tuirán, 2009) *sólo este dato corresponde al ciclo 2007-2008.


El total de matrícula según estos datos es de 3.3 millones de estudiantes de educación superior en el país, en un total de 2,877 instituciones de educación superior[3]. El gráfico 1 distribuye estos subsistemas en una representación proporcional respecto del total. Pueden identificarse nueve subsistemas y un grupo de organismos instituciones consideradas como “otras IES”. 


Gráfico 1. Subsistema de educación superior en México. Ciclo 2011-2012
     Elaboración propia, fuente tabla 1.


La relación entre sector público-privado es 69% - 31% respectivamente, es decir que todos los conjuntos, excepto instituciones particulares, son financiados con recursos públicos. Aunque dicho financiamiento responde a condiciones, fórmulas y tradiciones muy diferentes como haremos referencia líneas adelante. En el gráfico se puede apreciar cómo el 88% de la matrícula se distribuye en cuatro de estos subsistemas; las instituciones particulares (31%), las universidades públicas estatales (31%), los institutos tecnológicos públicos (13%) y las instituciones públicas federales (13%). Los demás subsistemas representan opciones marginales en su tamaño respecto del total: centros públicos de investigación, universidades tecnológicas, universidades politécnicas y universidades interculturales. Estos tres últimos subsistemas han recibido especial atención en las políticas públicas de ampliación y diversificación de la oferta educativa de los gobiernos federales del PAN, a partir del año 2000.

Las instituciones particulares en México han experimentado recientemente una tendencia de cambio que ha vuelto el escenario más complejo de lo existente en las décadas 80-90. Si bien ha persistido el incremento de la matrícula del sector, se ha transitado del periodo de expansión a un momento estabilización, donde la educación particular ocupa la tercera parte del total de la matrícula (31%) como aparece en el gráfico 1. Hoy día, el sector particular de educación superior muestra una diferenciación institucional muy marcada en su interior. Llama la atención la aparición de por lo menos tres tipos de redes de instituciones privadas de tipo superior: aquellas de presencia nacional (Tec-Milenio, Tecnológico de Monterrey, Universidad del Valle de México, entre muchas otras con decenas de establecimientos distribuidos en varias zonas urbanas del país), aquellas redes de cobertura regional-estatal y/o metropolitana que son de muy distinto tamaño y prestigio entre ellas y, las redes de instituciones afiliadas a órdenes o congregaciones católicas (Rodríguez Gómez, 2008) A esto se le agrega las instituciones multi-sede, o multi-campus en una misma ciudad, y finalmente las únicas o de un solo plantel. Los últimos dos tipos son la mayoría de las instituciones y cuentan con matrícula escasa (Álvarez Mendiola, 2011).

En la revisión hecha, los procesos de nueva creación de instituciones, apertura de nuevos planteles, reconocimiento de estudios [RVOE], medición y evaluación de la calidad administrativa y académica de la oferta educativa del sector privado, no se describen, ni se ajustan a una normatividad específica así como tampoco son objeto declarado de las políticas de calidad en la educación superior. Sin embargo, los últimos gobierno federales del PAN han llevado a cabo acciones que de manera indirecta permiten el desarrollo del sector privado (Muñoz Izquierdo, 2004).


En este universo de instituciones nacionales quizá el sector con más tradición histórica, importancia en términos de su tamaño total y reconocimiento social arraigado en amplios sectores de la población es el de las universidades públicas, tanto las públicas estatales como las públicas federales[4]. Las primeras, cuya matrícula total es de 1.0 millones de estudiantes a nivel nacional se dividen a su vez en dos tipos: i) universidades públicas estatales UPES y ii) universidades públicas estatales y de apoyo solidario UPEAS. 


Las UPES son 34 universidades que gozan de autonomía y patrimonio propios[5] distribuidas en todas las entidades de la república, tienen entre sus funciones la docencia, la investigación, la extensión de sus servicios y la difusión de la cultura. Estas universidades han sido la primera opción de educación superior en los estados de la República, la mayoría ofrece estudios de tipo medio superior -que agrupan en sistemas de preparatorias o colegios de bachilleres- y superior; sus carreras superiores generalmente cubren todas las áreas del conocimiento[6]. En sus aulas radica el grueso de la matrícula de las carreras más pobladas del país como derecho, medicina, administración, contaduría y enfermería.



Por el tamaño de su matrícula, hay cuatro universidades con menos de 5 mil estudiantes; doce con más de 10 y hasta 20 mil estudiantes, otras doce de estas universidades cuenta con más de 20 y hasta 50 mil y finalmente 6 macro-universidades con más de 50 mil estudiantes[7]. Su financiamiento está organizado con base en subsidios federales y estatales, donde la participación no es siempre equitativa entre ambos y los porcentajes fluctúan de una universidad a otra. Hoy día, representan la población objetivo de los programas de calidad como PIFI, PROMEP, SNI entre otros, para la designación de partidas presupuestales extraordinarias y con base en procesos de planeación e indicadores de resultados.

El otro conjunto: UPEAS son universidades de reciente creación, se diferencian de las primeras por su tamaño, sus fuentes de financiamiento y su condición jurídica[8]. En términos de tamaño las UPEAS son universidades pequeñas que en promedio matriculan menos de 2 mil estudiantes[9]. Su financiamiento es un subsidio bipartita siempre 50% del gobierno federal y 50% del gobierno estatal. En conjunto contribuyen en apenas con el 1.5% de estudiantes del total nacional señalado en la tabla 1. Actualmente existen 23 UPEAS distribuidas en 12 estados de la república[10]. Este conjunto comenzó a aparecer en el escenario de la educación superior con más fuerza a finales del siglo XX y principios del XXI. Son resultado del giro de la política de creación de instituciones públicas donde se ha buscado una participación directa y corresponsable de los gobiernos estatales.


En el conjunto de las instituciones públicas federales están las instituciones más grandes en tamaño e historia en México; la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Instituto Politécnico Nacional (IPN). Se suman con menor tamaño e historia la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro (UAAAN), la Universidad Autónoma de Chapingo, el Colegio de México (COLMEX), el Centro de Investigación y Estudios Avanzados (CINVESTAV) y la Universidad Abierta y a Distancia de México (UnADM). Como se puede ver en el gráfico 1, comprenden el 13% de la población total de estudiantes, siendo la UNAM la única universidad que cuenta con más de doscientos mil estudiantes de nivel superior. A excepción de la UnADM, el IPN, la UPN, estas instituciones gozan de autonomía respecto al estado. Aunque su oferta educativa es muy diversa, sólo la UNAM y la UAM ofrecen carreras en todas las áreas del conocimiento, las demás instituciones son muy especializadas y en el caso de la UnADM, incluso innovadora en los programas que ofrece, sin embargo, el hilo conductor que permite su configuración en subsistema es que dependen exclusivamente del financiamiento federal.

El subsistema de 261 institutos tecnológicos públicos forma la mayor cantidad de ingenieros en el país y aloja al 13% del total de la matrícula. Se distinguen por su oferta educativa especializada en dos áreas de conocimiento: ingeniería y tecnología y económica administrativas. El sistema cuenta con dos figuras jurídicas: organismos federales desconcentrados y organismos descentralizados de los estados[11]. Los primeros reciben su financiamiento público federalizado mientras que los segundos reciben participación del financiamiento estatal y federal. En términos de su tamaño los institutos tecnológicos son pequeños, cerca del 50% mantiene una matrícula menor a dos mil estudiantes. Luego hay un conjunto de institutos con matrículas entre 3 y 4 mil estudiantes y sólo hay 17 con matrículas mayores de 4 mil y menores de 7 mil.

El subsistema  conformado con 261 escuelas normales públicas (nombradas recientemente Instituciones para la Formación de Profesionales de la Educación Pública, IFPEP) cumple la misión histórica y social de formación y preparación de profesores pertenecientes al sistema nacional de educación de tipo básico y representan el 3% de la matrícula total. 

Las escuelas normales son el conjunto más desconocido del sistema nacional de educación superior, en términos de la poca generación de información estadística y escaza bibliografía especializada. Estas escuelas han quedado relegadas en sus reformas y cambios institucionales para adaptarse a los escenarios y contextos con los que conviven. Por mucho tiempo fueron consideradas parte del sistema de educación básica, hasta que su oferta educativa se elevó a nivel licenciatura. Sus esquemas de financiamiento no están suficientemente explicados, ni claros, hay participaciones federales y estatales, pero los casos son muy diversos. Su heterogeneidad es notoria debido a la gran diversidad de actores que han participado en su regulación, creación, administración y sostenimiento -tanto público como privado- al grado de considerar que su actual conformación es una especie de segmentación de conjuntos superpuestos por más de un siglo:
 “Una primera mirada al sistema nacional de formación de maestros es que las instituciones que lo componen aparecen como una serie de capas geológicas superpuestas y sedimentadas a lo largo de más de un siglo. Así, encontramos a las beneméritas y, a veces, centenarias -o más- escuelas normales fundadas en el último tercio del siglo XIX (como la Escuela Nacional de Maestros [ENM] y varias de las antiguas escuelas normales estatales de mayor tradición), las Escuelas Normales Rurales (ENR) fundadas por los primeros gobiernos posrevolucionarios durante 1920 y 1930, los Centros Regionales de Enseñanza Normal (CREN) que comenzaron a fundarse a principios de la década de los años 60, las normales experimentales de principios de los años 70 y la UPN que se fundó a finales de esta misma década” (Arnaut, 2004, p. 7 y 8).
Contrario a lo sucedido con las escuelas normales, las universidades tecnológicas (UTES) son el sistema con mayor crecimiento en los últimos años. Con 104 instituciones distribuidas en todo el país, han transitado de  una oferta de nivel técnico superior a incorporar estudios de nivel licenciatura con programas de ingeniería en tres áreas del conocimiento. Su matrícula ocupa un importante 5% del total nacional y presume aumentar en los siguientes años. Son en general instituciones pequeñas que atienden matrículas desde un mil y hasta poco más de tres mil estudiantes. 

El modelo de universidad tecnológica inició operaciones en la década de los 90, con la oferta de estudios nivel 5B, en carreras cortas de dos años con vinculación estrecha con sectores productivos y comerciales. Ofrecen estudios orientados al desarrollo tecnológico-industrial, ciencias tecnológico-agropecuarias y ciencias administrativas. Su financiamiento es parecido al esquema de las UPEAS con participación bipartita estados-federación. Como organismos públicos descentralizados de los estados, las UTES comparten un modelo de institución preestablecido y coordinado por la SEP a través de la Coordinación General de Universidades Tecnológicas.

En cuanto a las 51 universidades politécnicas, son aún más recientes en el concierto nacional de instituciones, comienzan a surgir a partir del año 2000. Al igual que las UTES son pequeñas en matrícula, instalaciones y profesores. Su oferta educativa está en las áreas de ingeniería tecnológica y ciencias administrativas. 14 años después hay poca bibliografía y estadística pero es plausible identificar su modelo institucional parecido al de las UTES, tanto en su forma de gobierno y personalidad jurídica como en sus normativas y formas de organización. Su financiamiento es integrado por partes iguales entre estado-federación y son dirigidas desde la SEP por la Coordinación de Universidades Politécnicas.

Con respecto a las universidades interculturales, son también instituciones de reciente creación y están relacionadas directamente con comunidades indígenas de regiones específicas del país. Han sido impulsadas por la Coordinación General de Educación Intercultural y Bilingüe de la SEP (Reynaga Obregón, 2011, p. 49). Aparecen en el sistema a partir de 2004. La oferta educativa se ofrece en diversas lenguas, además del español, y están experimentando cambios en sus formas de organización y funcionamiento[12]. Su participación en el total de la matrícula es menor al 1%, puesto que no alcanza los 10 mil estudiantes, sin embargo muestra una tendencia de crecimiento.

Referente a los 26 centros públicos de investigación del CONACYT, estos representan la expectativa de formación de más alto nivel del país. Su matrícula está compuesta en 95% por posgrado en todos sus niveles –especialidad, maestría  y doctorado-. Cubren todas las áreas del conocimiento, diez de ellos en ciencias exactas y naturales, ocho en ciencias sociales y humanidades, ocho más se especializan en desarrollo e innovación tecnológica, y uno en el financiamiento de estudios de posgrado. Su financiamiento es público y federal, a través de la partida presupuestal de investigación, y muchos de ellos mantienen relaciones estrechas con la industria en varios sectores productivos. Las formas de coordinación están determinadas por normativas de observancia gubernamental y son entidades de la administración pública federal sectorizadas al CONACYT. Sin embargo, es común la participación de destacados académicos en el gobierno de dichos centros públicos. 

Finalmente, en la clasificación de “otras IES” que aparece en el cuadro 1 y el gráfico 1 se agrupan instituciones y organismos de educación superior muy diferentes entre sí. Por sus condiciones históricas y su misión educativa, entre otros factores, son instituciones que no pueden identificarse en un sólo conjunto y que, como se muestra, representan un 5% del total, esto es, matriculan más de 158 mil estudiantes. En este conjunto están los centros de capacitación, institutos y escuelas incorporadas a la administración paraestatal de los gobiernos estatales donde se ofrecen estudios diversos en temas como administración de justicia, formación policial, formación docente, deportes, administración pública y enseñanza de las artes, entre muchas otras temáticas. Estos organismos reciben financiamiento público de los fondos estatales y son, en general, establecimientos pequeños. 

En este grupo, están los organismos de financiamiento federal con más trayectoria y reconocimiento social, como el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH); la Escuela Nacional de Biblioteconomía y Archivonomía; el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, entre otras. Adicionalmente, están los organismos educativos sectorizados a instituciones paraestatales del gobierno federal, entre otras: DIF, SEDENA, SEMAR, PGR, IMSS y SSA, ejemplo de estas instituciones son: la Universidad del Ejército y Fuerza Área; el Colegio del Aire; la Heroica Escuela Naval Militar y la Escuela de Aviación Naval; la Escuela de Enfermería del Centro Médico Nacional Siglo XXI; el Instituto Nacional de Salud Pública; el Instituto Nacional de Ciencias Penales; el Centro de Estudios Penales y Forenses, entre otros. El común denominador de estos organismos e instituciones es que ofrecen estudios de tipo superior, desde licenciatura hasta doctorado, pero sus condiciones y características, únicas en muchos casos, no permite configurarlos en un subsistema.

A manera de cierre, el panorama de la educación superior en México descrito en este apartado arroja una conclusión preliminar: la diferencia institucional es muy amplia y responde a distintas demandas sociales en contextos históricos también dispares. La formación superior ha seguido distintos senderos desde la época colonial hasta el siglo XXI. Las instituciones se han transformado y diversificado profundamente, la ampliación de oportunidades educativas de tercer ciclo han resultado en un crecimiento diferenciado entre los subsistemas. Las diferencias incluyen aspectos como las figuras jurídicas de las instituciones, su organización y gobierno, sus misiones; así como funciones y finalidades para las que fueron creadas, sus fuentes de financiamiento, entre otros factores.  

Desde la década de los años 90 la educación superior de tipo tecnológica ha sido prioridad en las políticas de educación superior, de la mano de los programas de calidad del gobierno federal. La matrícula de este tipo pasó de 189 mil en 1992 a 440 mil al 2008. El número de instituciones de tipo tecnológico se incrementó de 234 en el 2000 a 416 en 2011, incluidas los nuevos subsistemas de UTES, universidades politécnicas e institutos tecnológicos. En estos subsistemas los programas de las políticas son implantados y seguidos de manera íntegra, toda vez que dichas instituciones son organismos descentralizados y/o desconcentrados y dicha condición les obliga a alinear sus objetivos institucionales con los objetivos de la política gubernamental.

Las políticas de calidad para la educación superior han incrementado la complejidad especialmente y con mayor énfasis en las UPES que en los demás subsistemas. Los programas de financiamiento extraordinario para el sector público y especialmente para las UPES y universidades federales en una búsqueda del incentivo han permitido al gobierno federal dirigir los esfuerzos hacia los principios de calidad y pertinencia. Esto es lo que caracteriza la búsqueda de la calidad en las universidades autónomas especialmente. Más recientemente se ha replicado la receta para el subsistema de escuelas normales.

A manera de conclusión, las actuales políticas de calidad han sido aplicadas de manera diferente entre los subsistemas; el caso de las "otras IES", "centros públicos de investigación" e "instituciones particulares" parecen mantenerse al margen de los programas que se han impulsado en las últimas dos décadas, lo que permite preguntarse si el nuevo gobierno federal dará continuidad a este entorno de políticas en un universo institucional tan diverso y diferenciado. 

Acervos consultados

COLMEX. (2011). Informe académico C. d. México (Ed.)   Retrieved from http://colmex.mx/PDFs/informeAcademico2011.pdf
Chapingo. (2012). Primer informe de labores U. A. Chapingo (Ed.)   Retrieved from http://portal.chapingo.mx/upom/descargas/il/1informe_2012/Informe_2012_completo.pdf

Reynaga Obregón, S. (2011). La educación superior en México. Una mirada desde la                     complejidad. San Luis Potosí, SLP. México.: Universidad Autónoma de San Luis                      Potosí.
UAAAN. (2012). Segundo informe de acciones y resultados. U. A. A. A. Narro (Ed.) (pp. 86).  Retrieved from http://www.uaaan.mx/v2/informes/2informe/index.html#/12/
UPN. (2011). Agendar estadística 2011 U. P. Nacional (Ed.)   Retrieved from http://www.upn.mx/index.php/conoce-la-upn/751-agenda-estadistica-2011 




* Publicado originalmente en: Arias Guzmán y Orange Bernal (2014), Panorama actual de la educación superior en México. Universo institucional de las políticas de calidad. En  Barrera y Ramírez, Coord. Inclusión con responsabilidad, reformas educativas y profesionalización del docente. Políticas públicas en educación y escenarios educativos. Tomo I. Universidad Autónoma de Nayarit. Memoria del Congreso de Investigación Educativa 2013.


Notas a pie de página.
[1] La organización de estos tipos institucionales se basa en la publicada por la Dirección General de Educación Superior Universitaria de la Subsecretaría de Educación Superior de la Secretaría de Educación Pública. Misma que obedece a una combinación de tres criterios: i) la fuente del financiamiento y el origen principal de dichos recursos, ii) sus tipos de gobierno y formas de coordinación nacional y, iii) las características de su oferta educativa.
[2] Para la presente ponencia se utiliza el término de políticas de calidad para referirnos de manera genérica al conjunto de políticas dirigidas a la educación superior desde el sexenio de Carlos Salinas hasta el de Felipe Calderón, a partir de reconocer que el periodo de 1982 a 1994 significó una transición en la política de educación superior (Acosta Silva, 2000) y que la orientación de las políticas durante la primera década del siglo XXI no da muestra de grandes cambios, sino más bien de un acoplamiento a las tendencias de la calidad, la excelencia, la evaluación (De Vries & Álvarez Mendiola, 2005).
[3] El reporte oficial de la Secretaría de Educación Pública (SEP, 2012) muestra un número menor de matrícula al ciclo escolar 2011-2012: aunque el desglose es distinto -la SEP muestra la matrícula por sector de financiamiento: federal, estatal, autónomo y particular- la diferencia se debe a factores en el levantamiento de la información como: la fecha -inicio o fin de cursos- y la matrícula considerada en la estadística -escolarizada, no escolarizada y mixta-.
[4] Léase UNAM, UAM, UAAAN y Universidad Autónoma Chapingo.
[5] Lo que les permite definir su autogobierno además de asegurar una libertad de cátedra e investigación.
[6] Ciencias Agropecuarias, Ciencias de la Salud, Ciencias Naturales y Exactas, Ciencias Sociales y Administrativas, Educación y Humanidades e Ingenierías y Tecnología, según la clasificación de ANUIES.
[7] UdeG con 98 mil; la UANL 83 mil; la UV con 61 mil; la UAS con 57 mil; la BUAP con 56 mil; y la UABC con 53 mil estudiantes matriculados.
[8] Las UPEAS son generalmente organismos descentralizados con patrimonio propio de los estados de la república. Mientras que las UPES son organismos autónomos del estado. Esto significa mucho en términos de las formas de gobierno y gobernabilidad en dichas instituciones así como en sus formas de coordinación.
[9] Sólo 5 de las UPEAS rebasan más de 5 mil estudiantes matriculados.
[10] Chiapas, Chihuahua, Edo. De México, Morelos, Michoacán, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, Sinaloa, Sonora, Tabasco y Yucatán.
[11] Ambos tipos funcionan bajo la coordinación de una Dirección General de Educación Superior Tecnológica de la Subsecretaría de Educación Superior de la Secretaría de Educación Pública.  
[12] La red de universidades interculturales está emprendiendo esfuerzos por integrar las experiencias diversas y configurar un conjunto institucional identificado con un enfoque intercultural y principios educativos novedosos. Para más información consultar: www.redui.org.mx

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